La
contabilidad tradicional se orienta predominantemente hacia los accionistas de
la empresa para proporcionarle una evaluación de la marcha de los negocios y de
lo adecuado de su administración desde el punto de vista financiero y contable.
El
balance social busca recapitular en un documento único los principales datos
que permitan apreciar la situación de la empresa en el campo social, registrar
las realizaciones efectuadas y medir los cambios ocurridos durante el año en
referencia y durante los años anteriores.
El
balance social debe reflejar no solo las relaciones entre la empresa y la
sociedad en conjunto, incluida la información sobre las siguientes categorías
de grupos sociales:
1. Empleados. Constitución,
características, remuneración, prestaciones sociales, potencial de desarrollo,
ascensos, condiciones de trabajo, etc.
2. Accionistas. Constitución,
características, capital de riesgo aplicado y resultados financieros.
3. Clientes y usuarios. Constitución,
características, nivel de producción y de ventas, etc.
4. Proveedores.
Constitución y características, para que puedan evaluar la solvencia y la
rentabilidad de la empresa.
5. Comunidad. La
sociedad y el impacto provocado por la empresa.
6. Gobierno. Autoridades
publicas en general.
El
balance social trata de mostrar las relaciones que existen entre la empresa y
sus grupos de interés, así como la influencia social o societaria y el impacto
social producido por la empresa, y debe reflejar los diversos flujos entre la
organización y su ambiente.
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